El valor corresponde al mes de julio y es el promedio del registro efectuado en 49 localidades del interior argentino.
La Fundación COLSECOR presentó el segundo informe de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que busca generar información y profundizar en el conocimiento de las realidades locales.
En base a ese trabajo del que participaron 49 localidades de nueve provincias, se pudo determinar que en julio un adulto necesitó $9.316 para no cruzar la línea de indigencia. Ese valor se estableció tomando el promedio de las comunidades participantes. La CBA fue un 4% más elevada respecto a la presentada en junio y un 1,31% mayor que la publicada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) ese mes.
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Para una familia de cuatro integrantes el valor de la Canasta Básica presentado por la Fundación COLSECOR se situó en $28.786, mientras que en el caso de un núcleo familiar integrado por dos y tres personas, fue de $13.974 y $22.917, respectivamente. La cifra ascendió a $30.276 teniendo en cuenta hogares conformados por cinco personas.
“En el informe de julio se observa una situación de heterogeneidad que ya veníamos registrando en el mes de junio. Hay un grupo de localidades donde el valor de la Canasta Básica se incrementó, otras en el que se mantuvo y un último grupo en el que descendió, o sea que el comportamiento en cuanto a la evolución de los precios es dispar en el territorio. También observamos que ese comportamiento se muestra dispar según el tipo de producto”, indicó la socióloga Natalia Calcagno, coordinadora del estudio.
Para llegar a la valorización, se relevan los componentes de la CBA establecida por el INDEC. Los precios se registran la primera semana de cada mes en el comercio más concurrido de la localidad y corresponden a los productos de mayor consumo, por lo que influyen los hábitos de cada lugar.
Información desde y para la localidad
El proyecto que impulsa la Fundación COLSECOR con la medición de la Canasta Básica Alimentaria busca generar información y profundizar el conocimiento sobre pequeñas y medianas localidades de nuestro país. Se trata de un desafío propuesto junto a las cooperativas de servicios públicos, que a través de sus referentes llevan adelante el trabajo de campo.
Por medio de esta iniciativa, cada localidad genera los registros desde su propio territorio, lo que le permite conocer el nivel de ingresos que necesita un habitante para cubrir las necesidades básicas. Ese valor es el que determina la línea de indigencia.
Para medir la Canasta Básica Alimentaria se registraron los precios del conjunto de alimentos que establece el INDEC. La medida de referencia utilizada por el instituto se define por los requerimientos calóricos mensuales de un adulto equivalente, hombre de 30 a 60 años de actividad moderada.